Que no es un libro al alcance o el gusto de cualquiera es evidente, pero cualquier lector con curiosidad y gusto por lo diferente, se sumergirá en sus páginas arrastrado por el deseo de saber y conocer, entrando en contacto con las personas y lugares que fueron fundamental para la obra y el cine del poeta. El contraste de una ciudad como Roma en nuestros días, y la Roma de mediados del siglo XX nada tiene que ver, pero como en cualquier capital histórica, bañada en modernidad, basta rascar un poco la pintura o el yeso y aparece el rostro verdadero de la urbe, plagado de cicatrices y de siglos de historia cruel. A través del libro visitaremos lugares que ya no existen, arrabales, barriadas, fabricas, hospitales, lo que una vez fue y dejó su impronta en la piel reseca y dura del dinosaurio. Pasolini, marcado por ella, la utilizará como un lienzo sobre el que desarrollar su obra cinematográfica y poética.
Por el libro desfilan todas las personas que rodearon la vida y obra del poeta, y que sin duda, de una forma u otra influyeron en su extensa obra. Como decía al principio, un trabajo de los que te dejan exhausto, que solo unos pocos autores son capaces de llevar a cabo. Un libro laberíntico, un mosaico, un animal mitológico que extiende sus tentáculos detrás de otros creadores desconocidos en nuestro país, que invita a acercarse a la obra literaria y cinematográfica de Pasolini, descubrir para muchos o redescubrir para otros. Un edificio cuyas ventanas se abren en todas direcciones y que ofrece un menú de lecturas extenso y apetecible. Y al mismo tiempo, un recordatorio, aplicable a cualquier población que recorramos, y que nos invita a pensar que cualquier ciudad, antes fue otra, sin la cual, lo que vemos y caminamos hoy, no seria posible.