Showing posts with label poesia. Show all posts
Showing posts with label poesia. Show all posts

23 February 2023

POESIA E PAZZIA - Leopoldo María Panero

TRADUZIONE:

NOEMI NERI


COPERTINA:

RICCARDO CECCHETTI


Poesia e Pazzia, volume impreziosito dalla copertina dell’illustratore Riccardo Cecchetti, raccoglie le opere composte dal poeta Leopoldo María Panero durante la reclusione all’interno del Manicomio di Mondragón. Figlio e fratello di poeti, conduce una vita turbata dalla depressione, l’alcol e la droga. Panero passa la maggior parte della propria vita all’interno di ospedali psichiatrici dove mantiene vivo il suo interesse per la lettura e la scrittura. Sarà a Mondragón che darà vita alla raccolta di poesie proposta in questa edizione, tradotta da Noemi Neri, con testi, disegni e riflessioni degli ospiti del manicomio. A corredo dell’opera la prefazione di Wences Ventura, l’ultima intervista al fratello Michi Panero e le fotografie di Collage panerista desencantado, che ci mostra la quotidianità e le bizzarrie di quella che è stata, a tutti gli effetti, una famiglia di poeti.


Leopoldo María Panero (Madrid 1948 - Las Palmas de Gran Canaria 2014), traduttore, narratore, saggista, è considerato tra i più significativi poeti contemporanei spagnoli. Figlio del poeta Leopoldo Panero e Felicidad Blanc, fratello dei poeti Juan Luis e Michi, studia Lettere e Filosofia a Madrid e Filologia francese a Barcellona. Negli anni '70 entra per la prima volta in un ospedale psichiatrico, e dopo ripetuti ricoveri, decide volontariamente di vivere il resto della propria vita all’interno di una struttura come ospite, con libertà di uscita. Tra le opere tradotte in italiano: Senz'arma che dia carne all'imperium (S.E.F., 2010), Peter Pan non è che un nome (Il ponte di sale, 2011), Poesia dell’intimità (Medusa, 2013).






16 September 2021

El retrato de Charles Bukowski - por Rafael Becerra

 


Atravesar un pantano como todo el mundo puede adivinar tiene muchas cosas malas: las picaduras de mosquitos, el fango, la suciedad, la humedad y todas las que cada cual pueda imaginar. También tiene cosas buenas siempre dependiendo de hacía donde se vaya.

Hoy me adentro en ese pantano imaginario para hablar de un escritor amado y odiado a partes iguales: Charles Bukowski, muchas veces arrastrado a una mitomanía que él siempre rehusó. Las razones por las que un tipo como Bukowski tiene fama mundial se nos pueden escapar, pero lo que nadie puede obviar es que de alguna forma él dió el salto de las revistas “pulp” y las publicaciones underground a las grandes editoriales. ¿Y qué tiene su escritura para cautivar a millones de lectores? En mi humilde opinión creo que la sinceridad. Desconozco si el autor fue alguna vez consciente de la fama que se le venía encima, pero estoy seguro de que conocer a fondo su propia realidad lo llevaba a transgredir con descaro cualquier tipo de norma ya fuera literaria o de urbanidad. El resto, una legión de lectores deseosos de sumergirse en lo diferente, lo provocativo, lo sugerente: pura pornografía literaria. No es difícil imaginarlos comprando aquellas publicaciones camufladas entre otras revistas, abrirlas en soledad, en busca de lo diferente, del descaro.

Bukowski era un tío con gracia, un tocapelotas graduado en los caminos del alcohol y la indiferencia, nada afín a fanfarrias patrióticas ni militares. La vida lo había maleado de tal modo que el engaño no hacía mella en él. De modo que sus relatos están bañados en humor, a menudo rozando el cachondeo, y otras dotados de una crudeza y profundidad que nos deja “con las patas temblando”.

Y aquí llega la poesía donde la bofetada deja marca, donde el dolor y la decepción supuran y entonces entendemos algo de la soledad de aquel borracho que agarra el bolígrafo y el cuaderno desesperado y escribe acongojado para evitar clavar la pluma en su corazón. Todavía en las noches en lo más profundo de las ciudades, donde la mano farsante del bienestar no llega, es posible encontrar personajes similares a él, seres graduados en auto-destrucción que van dejando caer versos y gestos que nunca estarán plasmados en la historia de la literatura, y cuyo fin es una licenciatura en suicidio.

No se compliquen la vida, lean a Bukowski, se van a reír, aunque alguno se muerda el labio hasta sangrar, merece la pena, pero no crean que han descubierto nada, no es uno de los nuestros, no lo olviden, está muy lejos de parecerse a cualquiera de nosotros, de hecho es inalcanzable por la sencilla razón de que su tiempo es otro, los escenarios de sus relatos son irreconocibles en nuestro tiempo, ahora hay demasiado maquillaje y por desgracia creemos tener todo bajo control. Solo una cosa, cuando en la soledad de la noche, escuchen a un borracho cantando por la calle, orinando en la puerta de su casa, indiferente a las amenazas y a policía local, acuérdense de aquel tipo que andaba tambaleándose de bar en bar con los bolsillos llenos de hojas manuscritas. ¡Salud!


26 July 2021

GLORIA FUERTES: LA PULCRITUD DE LA RESISTENCIA - por Rafael Becerra



Los censores de la época no veían ningún peligro en aquella señora de aspecto estrafalario que leía poemas a los niños. No suponían que representara ninguna amenaza, más bien, con su aspecto y sus lecturas la consideraban un entretenimiento para los más pequeños.

Gloria supo engañarlos, como si fuese el flautista de Hamelin, se atrajo a los más pequeños a la poesía, mediante juegos de palabras, historias locas y sus “humanos animalizados” que no animales humanizados. Sentada en aquel sillón de mimbre, con las gafas en la punta de la nariz, su eterna sonrisa, Gloria leía. Y los niños que la rodeaban seguían sus historias con la boca abierta. ¿Cuántos de los que fuimos testigos de aquello seguimos sus pasos? Desde aquella televisión en blanco y negro, donde tímidamente se colaban locos utópicos que con sus canciones, poemas, obras de teatro, abrían la mente de niños que los absorbían como esponjas, empapándose de aquella creatividad esperanzadora en aquel mundo gris.

Mucho más tarde descubrí los poemas de Gloria Fuertes, me sumergí de lleno en su poesía dolorosa y sincera, nostálgica de una infancia arrebatada y sobrada de posguerra, melancólica y amarga, y al mismo tiempo sembrada de un sentido del humor casi esperpéntico, dadas las condiciones de esa existencia enferma, donde la represión, la amenaza constante y las imposiciones ideológicas eran el pan nuestro de cada día.


Llevaba su carga con resignación, sin dejar que ésta la aplastara, con versos construyó un andamiaje que sujetara su desdicha, con humor apuntaló su existencia, y con los niños encontró la esperanza de que no todo estaba perdido, que en aquellos pequeños, tal vez, estuviera plantada la semilla del cambio, que esa generación que llegaba sabría encontrar otro camino distinto. No sé si fue así. Puede que todos esperemos lo mismo, que otros lleguen y lo hagan mejor. Que los errores se mueran de aburrimiento de tanto repetirlos. Lo verdaderamente importante es que no se rindió, creyó encontrar una vía de escape, un océano donde perderse para poderse encontrar: La Poesía. Y supo con maestría demostrar que sus versos emocionaban, que curaban, y que desde la sencillez podía contar y aliviar.

No la tomaban en serio, “ellos” los tocados por la historia, los que se sentaban al lado de su dios, esa horda que se apropiaba de la inteligencia creyendo que estaban llamados a “ser” y que se fagocitaban unos a otros mientras se ahogaban en sus mentiras y su mediocridad.

Gloria los sobrevivió a todos, está aquí con nosotros, en cada niño que descubre sus poemas, sus animales, sus historias, y en cada adulto que se acerca a su obra, para descubrir la cercanía de sus propios anhelos.

Rafael Becerra 





 

08 July 2021

La eterna belleza de la palabra: un retrato de Emily Dickinson - por Rafael Becerra

 




Existió una poetisa hecha de vapor de agua, de junco y arcilla, y de soplo de brisa de la tarde.
Existió esa mujer casi transparente que no nació para ser desentrañada, que nada tenía que ver con el mundo de los hombres y mujeres que la rodeaban. Ella vivió en una realidad que se nos escapa, de la que hemos desertado y a la que hemos traicionado, y sin embargo, la gente de su tiempo la clasificó pinchándola como a una mariposa en un sombrío cajón acristalado. Pero a ella eso no le importó; como mística, transitó sendas que no están a la vista de cualquiera, en sus menguadas fronteras físicas descubrió toda la grandeza de la existencia, rodeada de flores, de insectos, de amaneceres y de lluvia. Condensó en su bella poesía una página universal del libro de la vida.


Como un ser milenario que aprendió del detalle más insignificante de la naturaleza, la poetisa describe la grandeza de lo pequeño, sutíl engranaje sin el cual esta máquina perfecta no funcionaría.
¿Es posible púes dar con los secretos del alquimista del mundo?
Sí, pero solo una clase de seres están a la altura de vislumbrarlos, una clase nada común, nada pretenciosa; seres que permanecen en silencio maravillados y sumergidos en el más sencillo pensamiento, y algunos, generosos y plenos de amor nos cuentan sus secretos, nos esbozan delicadamente lo profundo y extraordinario de su labor de hormiguita. Su pensamiento tejido con sencillez y belleza, la urdimbre necesaria para la finalización de un tapiz que roza la perfección.
Existió una vez una poetisa, que nos regaló la belleza de unos versos eternos.


Otros pies van y vienen por mi huerto,
otros dedos la tierra han removido;
un trovador que se posó en el olmo
va diciendo el lugar de mi retiro.

Jugando hay otros niños en el prado
y debajo, cansada, se ha dormido otra gente;
y todavía vuelve, pensativa,
la primavera, y puntual, la nieve.


Rafael Becerra