
EL VISIONARIO«Lei tus versos, sí, por encima de tu hombro. ¡Flores enfermas o rosas de hastío! Oh, eres un típico caso de espíritu otoñal. Ya no se te ve en ninguna parte, no sales más, ¿qué pasa, mi pobre amigo?». Entonces él respondió, con su voz abúlica:«Lo que pasa, es eso...», y con su mano...